Duración mínima y prórrogas en los contratos de alquiler

hace 3 meses

Entender la duración mínima y las condiciones de prórroga en los contratos de alquiler es fundamental para inquilinos y propietarios. La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) regula estos aspectos para garantizar seguridad jurídica y estabilidad en las viviendas arrendadas.
 


Duración mínima legal

 
  • Para contratos firmados a partir de marzo de 2019, la duración mínima obligatoria del contrato de alquiler de vivienda habitual es de 5 años si el arrendador es una persona física.

  • Si el arrendador es una persona jurídica (empresa o entidad), la duración mínima es de 7 años.

  • Esto significa que, salvo que el inquilino decida marcharse antes, el propietario no puede recuperar la vivienda antes de ese plazo sin causa justificada.
     


Prórrogas automáticas

 
  • Si una vez cumplida la duración mínima del contrato ninguna de las partes notifica la intención de no renovar, el contrato se prorroga automáticamente.

  • La prórroga automática es por plazos anuales hasta alcanzar el límite de 5 o 7 años según el caso.

  • En contratos anteriores a marzo de 2019, las condiciones pueden ser diferentes, por lo que conviene revisar el contrato vigente.
     


Prórroga obligatoria adicional

 
  • Además de las prórrogas automáticas, la ley establece una prórroga obligatoria de 3 años tras la finalización del plazo inicial, salvo que el arrendador necesite la vivienda para sí mismo o familiares directos.

  • Esta medida protege al inquilino frente a desahucios abruptos.
     


Derecho a desistimiento anticipado

 
  • El inquilino puede desistir del contrato una vez transcurridos 6 meses, siempre que avise con un mínimo de 30 días de antelación.

  • En este caso, el propietario puede exigir una indemnización máxima de una mensualidad si el contrato es de duración inferior a 5 años, o proporcional si es mayor.
     


Recomendaciones

 
  • Leer detenidamente el contrato y confirmar la duración pactada y las condiciones de prórroga.

  • Notificar siempre por escrito cualquier intención de no renovar o desistir para evitar conflictos.

  • Consultar la legislación vigente y, ante dudas, buscar asesoramiento profesional.

 

Conclusión

 

La regulación sobre duración y prórrogas busca equilibrar la estabilidad para el inquilino y la seguridad para el propietario, evitando desalojos repentinos y favoreciendo contratos claros y justos.


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